Día de las personas defensoras de los derechos humanos: un perfil del defensor ambiental Donald Hernández Palma

09.12.2016

Las personas defensoras de los derechos humanos se enfrentan a intereses poderosos, en especial las personas defensoras del medio ambiente, quienes exigen a las empresas rendir cuentas por sus actividades. Para conmemorar el Día de los Defensores de los Derechos Humanos, compartimos una reseña sobre la labor del abogado hondureño Donald Hernández, quien trabaja por los derechos de los pueblos indígenas en un país donde los intereses corporativos pueden superar el respeto a los derechos humanos y donde las personas defensoras enfrentan temibles peligros. 

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Donald Hernández viajó a la ONU en Nueva York en octubre para hablar de su trabajo y los riesgos que enfrentan los defensores ambientales en Honduras. En un evento paralelo al Tercer Comité sobre al situación de defensoras y defensores del medio ambiente, y al lado del Relator Especial Sr. Forst, el Sr. Hernández destacó el estado general de inseguridad en Honduras que, unido a altos niveles de impunidad, ‘crea un ambiente donde aquellos que desean amenazar y atacar a los defensores ambientales no cuentan con desincentivos para poner un alto a sus acciones’. 

El trabajo del Sr. Hernández en el Centro Hondureño para la Promoción del Desarrollo Comunitario (CEHPRODEC) se centra en apoyar a las comunidades frente al impacto de las empresas mineras e hidroeléctricas, como por ejemplo la corporación canadiense Goldcorp Inc.

La batalla en contra de poderosos intereses económicos 

‘Lo más preciado para nuestras comunidades es tener acceso a nuestros ríos, nuestras montañas y nuestra tierra’, señaló Sr. Hernández. ‘Las compañías mineras han desplazado nuestras comunidades, destruido nuestros bosques y contaminado nuestra agua con metales pesados. Los niños nacen con miembros deformados, y las mujeres tienen abortos espontáneos’.

Tales violaciones son facilitadas por un contexto en el cual el sistema político favorece los intereses comerciales no regulados, describió el Sr. Hernández. La corrupción y la impunidad también proliferan. Esto, junto con el hecho de que figuras políticas claves han invertido en empresas extractivas en el país permite a las empresas operar sin tener que rendir cuentas.

Las consultas realizadas por empresas con comunidades afectadas por su trabajo son en gran medida obsoletas, indicó el Sr. Hernández. Cuando las empresas realizan consultas con las comunidades, preguntan: ¿Cómo quieren que operen? en vez de ¿quisieran que operemos aquí?’’, dijo.

Las empresas vienen al país, ganan millones y luego se van sin hacerse responsables por los daños que han causado. ¿Quién es responsable del impacto negativo de sus operaciones?, preguntó.

Casos legales como el de Pacific Rim contra el Estado de El Salvador, constituye un ejemplo donde la prohibición de la minería fue impugnada por la empresa sobre la base de acuerdos de libre comercio. Si bien el resultado en este caso fue positivo desde el punto de vista del Sr. Hernández, la preocupación por el poder y la ambición de las empresas se mantiene.

Estas transnacionales son más poderosas que nuestro propio Estado, dijo.

Los graves riesgos que enfrentan las personas defensoras del medio ambiente

Aquellos que desafían las actividades de las corporaciones pueden enfrentar enormes riesgos. Honduras tiene la mayor tasa de asesinatos de activistas ambientales en el mundo. La criminalización y la estigmatización de las personas defensoras de los derechos humanos también es abundante. El Sr. Hernández dice que enseñar a las comunidades indígenas sobre los derechos humanos puede ser presentado como una actividad dirigida a incitar a las comunidades. Al exigir el respeto de los derechos, las personas defensoras son estigmatizados como "terroristas". Algunos medios de comunicación coluden en esto, lo que sugiere que las personas defensoras que viajan a comunidades lejanas están de hecho involucrados en actividades ilícitas. Las viudas y los viudos (entonces) tienen que lidiar con el dolor de perder a su pareja y la vergüenza de las acusaciones de ser traficantes, señaló el Sr. Hernández.

Si bien Honduras tiene una ley para proteger a las personas defensoras de derechos humanos, periodistas y operadores de justicia, su efecto es insignificante.

Los ataques contra las personas defensoras de derechos ambientales continúan. La conclusión del señor Hernández es dura. Los accionistas de las empresas necesitan tomar conciencia de que su dinero está empapado en sangre.

Con pocas opciones disponibles para exigir rendición de cuentas a nivel nacional, los mecanismos regionales e internacionales de derechos humanos se vuelven importantes para los defensores, aunque sus recomendaciones son a menudo ignoradas.

Hablando en Nueva York, Hernández instó al Estado y a las empresas que operan en su país a que respeten los derechos humanos y los derechos de las personas defensoras de los derechos humanos y exigió que lo hagan.

También instó a las organizaciones internacionales a seguir presionando por mejores protecciones para las personas defensoras. Como defensores de los derechos humanos, el papel de las organizaciones internacionales de derechos humanos es fundamental para nosotros. Esto es lo que ha ayudado a mantener vivos a muchos defensores.