Defender a las Defensoras: un desafío enorme

29.05.2015

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By Jody Williams, recibió el Premio Nobel de la Paz, Presidencia de la Iniciativa de las Mujeres Premio Nobel

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By Jody Williams, recibió el Premio Nobel de la Paz, Presidencia de la Iniciativa de las Mujeres Premio Nobel

La Iniciativa de las Mujeres Premio Nobel organizó en abril de 2015 una conferencia con 120 mujeres en La Haya, incluyendo premios Nobel de la paz y activistas procedentes de Oriente Medio, África y América Central. El objetivo era profundizar la comprensión sobre los riesgos que enfrentan las MDDHs, desarrollar estrategias para fortalecer los esfuerzos para defender a las mujeres defensoras y discutir cómo la comunidad internacional puede proteger mejor a las MDDHs en todo el mundo. Este artículo fue escrito por la Premio Nobel Jody Williams y publicado por primera vez en openDemocracy el 24 de abril de 2015.

Algunas de las personas con mayor riesgo en el mundo son aquellas que se atreven a trabajar para promover y defender los derechos humanos de todas nosotras y nosotros. No es de extrañarse - ya que las mujeres siempre están entre las más vulnerables en un mundo que todavía opta por tratarnos como seres con algo menos que los hombres - y porque su acto mismo de hablar y actuar contra la autoridad es una amenaza para el status quo patriarcal – que son las defensoras que se encuentran con mayor frecuencia bajo amenaza y ataque. Ellas necesitan y merecen nuestro apoyo.

Unas 120 mujeres que trabajan por la protección y promoción de los derechos humanos en todo el mundo se reunirán en los Países Bajos, del 24 al 26 de abril, en la quinta conferencia bienal convocada por la Iniciativa de las Mujeres Premio Nobel. Muchas de las mujeres que vienen a la conferencia las hemos conocido y con ellas hemos trabajado a través de delegaciones de la Iniciativa de Mujeres Nobel a la frontera de Tailandia/Birmania, Palestina/Israel, Liberia, República Democrática del Congo, Arenas de Alquitrán de Athabasca, Canadá, y México, Honduras y Guatemala.  

El propósito de estos diversos viajes, y otros, en su esencia, es reunir pruebas e historias de primera mano sobre el impacto de la escalada de violencia contra las mujeres y sus derechos, evaluar el papel y la respuesta de los gobiernos y los organismos regionales y evaluar formas de apoyar mujeres que se organizan para protegerse y proteger a sus comunidades. Estamos reuniéndonos en los Países Bajos para profundizar nuestra comprensión sobre los riesgos más recientes para las activistas, y para crear una estrategia que permita fortalecer los esfuerzos para defender a las defensoras. Se trata de un desafío de enormes proporciones.

Activistas de derechos humanos de todo el mundo hacen frente a una amplia gama de temas, desde la defensa del derecho a la vida y a la dignidad humana, a la defensa de los derechos a la tierra y el medio ambiente, del desarrollo socio-económico y la justicia al control de armamentos y desarme. Defensoras y defensores de derechos humanos promueven y defienden la libertad de expresión y de asociación, denuncian la tortura, las desapariciones forzadas y las ejecuciones extrajudiciales; por nombrar sólo algunas de sus áreas de trabajo.

Con nuestros derechos bajo ataque - ya sea directamente o por el desgaste - las defensoras son más vulnerables que nunca.

Cuando se levantan para proteger y promover los derechos humanos en países de todo el mundo, con frecuencia las defensoras son sometidas a la intimidación y la persecución, campañas de difamación, criminalización y detenciones ilegales. Aguantan trato cruel e inhumano, violación sexual, desaparición forzada, asesinato, amenazas contra ellas y sus familias, robo e invasión y destrucción de su hogar.

Una vez que las defensoras de derechos humanos hablan en nombre de las y los demás, nada más en su vida es sagrado – y esto incluye la seguridad de sus familiares.

Desafortunadamente, y sin sorpresas, a pesar de las resoluciones y alta retórica de la ONU, gobiernos e individuos poderosos o de alto perfil - tanto acerca de los derechos humanos como de la protección de defensores/as – esta retórica raramente toma la forma de una acción significativa para las personas que trabajan en las líneas de frente, donde los derechos son más atacados, y la impunidad de los violadores, a pesar de algunos avances, parece prácticamente inviolable.

Mujeres de todo el mundo están cansadas de escuchar los gobiernos ofreciendo nuevos informes o nuevas comisiones o cargos especiales creados para "estudiar" la violencia contra las mujeres y elaborar recomendaciones para abordar el problema. Las mujeres en México, por ejemplo, informaron que el gobierno simula el cumplimiento de los tratados y las normas internacionales sobre la prevención y tratamiento de la violencia contra las mujeres en lugar de hacer cambios reales.

Las normas y los tratados internacionales, las leyes nacionales y los nuevos informes y recomendaciones valen menos que el papel en que están escritos si no se ejecutan ni se implementan.  

Y puede ser peor que eso. Los gobiernos están más que dispuestos a hacer la vista gorda a violaciones de derechos humanos si la defensa de nuestros derechos se interpone en el camino del "interés nacional" o de intereses económicos. En las arenas de la competencia de las políticas del gobierno, entre el poder y el dinero económico y los derechos humanos y civiles de las personas de todo el mundo, nuestros derechos son casi siempre los primeros en irse. Y a menudo, mientras aumenta la erosión de los derechos humanos, también lo hace la retórica sobre su importancia y / o la importancia de "equilibrar" los derechos humanos con las amenazas contra la "seguridad".

La defensa de los derechos humanos puede ser potencialmente mortal para cualquier persona dispuesta a tomar el riesgo, pero las mujeres que luchan para defender su tierra y modo de vida  ante enormes intereses económicos - tales como las industrias de extracción y los intereses petroleros y de gas - son cada vez más vulnerables. A mediados de abril, Global Witness publicó un nuevo informe, "¿Cuántos más?", indicando que al menos 116 activistas ambientales fueron asesinados/as en 2014, casi el doble del número de periodistas asesinados/as en el mismo período, y que las comunidades indígenas son las más golpeadas.

Si bien el informe no indica cuántos de esos/as 116 activistas eran mujeres, es seguro decir que muchas eran. Otro informe sobre la justicia climática y los derechos de las mujeres señala que, si bien hay una gran cantidad de dinero para el trabajo sobre el cambio climático y el medio ambiente, poco de ello se destina a apoyar mujeres. Al mismo tiempo, el informe señala que las mujeres activistas ambientales son muy vulnerables porque tienden a trabajar a nivel comunitario y de base, y las amenazas contra ellas, en su mayoría, no son documentadas.  

La violencia generalizada contra las mujeres y las defensoras de derechos humanos es una prioridad no sólo por razones humanitarias, sino porque representa una grave violación de los derechos humanos, y demuestra claramente el incumplimiento de los gobiernos con dos obligaciones fundamentales: garantizar la seguridad y los derechos de sus ciudadanos/as y eliminar la discriminación.

Demasiadas mujeres defensoras de derechos humanos han sufrido esta violencia, y un sinnúmero de las que se han negado a guardar silencio han perdido la vida como resultado. Cuando los gobiernos fallan en brindar protección, nosotros/as cargamos la responsabilidad colectiva de luchar por los derechos humanos y la justicia. Las defensoras de derechos humanos están bajo ataque y el apoyo y la solidaridad internacional son fundamentales para la defensa de las defensoras, y también para empujar que los gobiernos demuestren la voluntad política necesaria para lograr un cambio real en la vida de las personas.

Debemos generar suficiente conciencia y presión pública para obligar a los gobiernos a hacer lo que deberían estar haciendo de todos modos – es decir, proteger y promover la igualdad y los derechos humanos para todos y todas nosotras.